colectivointervalo582

colectivo intervalo 582

jesús blancas rivases

nacido en Zaragoza en 1985. Aunque dedicado profesionalmente a la cocina, con mucha creatividad, combina sus dos pasiones: la escultura y el arte culinario. Trabaja la escultura desde un punto de vista figurativo con ciertas abstracciones, desenvolviéndose con soltura con cualquier material. Tiene cierta predilección por el hierro, a pesar de que persiste en la exploración de nuevas técnicas.

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alfonso vaquerizo gareta

nacido en Zaragoza en 1964. Aunque sus inicios escultóricos han sido tradíos, ya que profesionalmente se encuentra formado en el campo de la salud, es cierto que desde hace años bucea con facilidad en la búsqueda de la abstración y el espacio a través de la materia.

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pedro verón navarro

nacido en Calatayud en 1984. Ha trabajado como escultor y ahora continúa su formación artísitca en bellas artes en Barcelona. Conoce y trabaja las técnicas de modelado y talla. Las combina con el assemblage (ensamblaje) y técnica pictóricas.

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DISTANCIAS

Jesús Blancas Rivases, Alfonso Vaquerizo Gareta y Pedro Verón Navarro

Colectivo Intervalo 582

Hotel Barceló Monasterio de Boltaña, del 19 de junio al 19 de agosto de 2009

Comprensión de la forma y construcción de la mirada

“Si un objeto, una escultura, nos invita a ser leída, observada, nos atrae hacia su misterio o nos desconcierta su extrañeza por falta de una experiencia anterior, no nos sonriamos fácilmente. Observémosla primero, hagamos algo para comunicarnos con ella, que generosamente nos compensará poniéndonos en contacto con una nueva forma de entendernos.”

Pablo Serrano

Distancia

Según el Diccionario de la Lengua Española (RAE) y dejando aparte, por ahora, las acepciones afectivas y geométricas, podemos centrarnos en estos dos significados:

1. f. Espacio o intervalo de lugar o de tiempo que media entre dos cosas o sucesos.

2. f. Diferencia, desemejanza notable entre unas cosas y otras.

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Toma de contacto

Al plantearme escribir este comentario y al pensar en el título que se presenta como denominador común de las obras expuestas, ya ha llamado poderosamente mi atención la alusión directa a la geometría que se evidencia en el cartel anunciador. El uso de una proyección isométrica y del arco capaz de un ángulo no me parecen un simple antojo: la mirada del espectador va a ser conducida a un centro de interés por un sencillo par de recursos compositivos propios del análisis de formas. Tampoco creo que sea casual que los tres hexaedros dominantes sobre fondo negro se hayan coloreado considerando tonos primarios el rojo, el azul y el verde: me parece evidente la alusión al modo de color luz, más propio de los medios audiovisuales contemporáneos que de las artes plásticas tradicionales. En resumen, un primer modo de marcar distancias.

Acto y potencia. El relevo generacional

Por inevitable deformación profesional, soy consciente de que abuso de una actitud didáctica que podría resultar hasta irritante al lector. Sé que hago más caso a los conceptos que a los procedimientos y que para definirlos pienso demasiado en lo que han dicho otros, posiblemente por la dificultad -y, a veces, por la incapacidad- para encontrar mis propias palabras.

Hace ya unos años que estudiamos en Filosofía que en todo ser humano encontramos "lo que ya es" (el acto) y "lo que puede llegar a ser" (la potencia). No es mi intención exagerar la nota con metafísicas aristotélicas y pedanterías similares , pero al pensar en el relevo generacional que se introduce en el panorama artístico con la obra de autores jóvenes, me parece oportuno recordar, aunque sólo sea por aproximación, que operar de manera aislada con los conceptos "ser" y "no ser" nos lleva únicamente a la inmovilidad. Hay que incorporar el movimiento a este binomio para que se produzca el paso de la potencia al acto, para superar ese “espacio o intervalo de lugar o de tiempo que media entre dos cosas o sucesos”: el “poder ser” y el “ser”.

Por ello, hay valiosas inquietudes de artistas jóvenes que implican movimiento, acción, el arranque desde – hacia, método - en el sentido etimológico del término - y que se manifiestan en exposiciones que nos permiten disfrutar de obras que unen originalidad y calidad de manera indivisible. Debería haber subrayado la palabra “indivisible”, porque otra clase de originalidad forzada por las propias exigencias del arte también puede observarse con cierta frecuencia en expresiones supuestamente artísticas que huelen a algo parecido a “fracaso del arte” o a “arte agotado” y en “espectáculos y mercancías que se reinventan de sus propias ruinas”.

No me refiero con lo dicho a los justificables “delirios creativos” de algunos artistas considerados hoy casi marginales. Hay artistas que han llevado forma y concepto al ámbito de las nuevas tecnologías, mientras que otros han permanecido fieles a procedimientos manuales o tradicionales, si se quiere, sin plantearse en absoluto el ser reconocidos como grandes innovadores. Excluidos por ello de la nómina de los “artistas consagrados”, manifiestan sus despropósitos, disparates e incluso paranoias a su manera y sin comulgar con los dogmatismos de los circuitos comerciales y endogámicos tan queridos por los anteriores. [1]

Llegados a este extremo, uno puede preguntarse: ¿son artistas o dementes? Por si nos vale, ahí va la respuesta de Jean Dubuffet: "Un artista es un hombre que crea un universo paralelo porque no quiere que se le inflija uno impuesto. Los dementes son personas que llevan su creatividad más lejos que los artistas profesionales, es decir, que creen en ella de forma total."[2] Pero de ética y estética, cordura y demencia es preferible hablar en otro momento. Por ahora, me basta la que algunos consideran la mejor novela mejicana de los últimos años: “La maldita pintura”, de Héctor Manjárrez, y las ideas que comparto con Fernando García Ramírez en la recensión que hace de esta obra.

Con relación a la presencia de los “pegasos”, cabe decir que, en principio, estos tres jóvenes artistas pensaron incluirlos como una colección añadida de las maquetas-esculturas que realizan Pedro Verón y su padre (“de casta le viene al galgo”), pero teniendo en cuenta el carácter de esta muestra, decidieron presentarlos como una instalación[3] que se ajustara a un planteamiento dinámico del conjunto y que guardase cierta relación con las distancias, concepto nuclear de la exposición. Las piezas se introducen en burbujas de metacrilato, una metáfora de la burbuja del tiempo en la que han quedado estos vehículos y de las distancias tecnológicas recorridas con respecto a los años 50.

Coherencia en las distancias y en la aparente indefinición, que no contradicción. Jonathan Watkins, director de la Ikon Gallery, de Birmingham, no hace diferencias al respecto: tan indefinible le parece el arte como la instalación. Así pues, desde esta óptica y quizás exagerando, ambas partes de la exposición serían una misma cosa. Una instalación no es un tipo especial de manifestación artística. Watkins afirma que todo el arte de hoy se ha transformado en una instalación.

Tanto para el escultor como para el pintor, la manera de concebir su trabajo es hoy absolutamente libre y sin diferencias conceptuales significativas. Es como si los rígidos argumentos y variables que diferencian a una y a otra se hubieran esfumado. Todo es posible. Esto llevó al crítico Arthur Danto a pronosticar un final casi apocalíptico “cuando el arte reconoció que la obra ya no tenía por qué ser de determinada manera”. Su afirmación puede ser exagerada, pero es testimonio de la intensidad y calidad de la explosión artística producida a finales del siglo XX. Todo vale y todo puede expresarse de cualquier manera.[4]

Así pues, vivimos tiempos en que nada parece verdad ni mentira al apreciar las obras de arte y, en estas circunstancias, no son aconsejables los métodos convencionales para analizarlas.

“La nueva escultura ha tenido que cambiar el repertorio de sus formas, materiales, procedimientos y temas, presentándose de manera tan radicalmente distinta que ahora ya no sabemos si el antiguo vocablo escultura puede ser capaz de denominar todas las manifestaciones plásticas que hoy se arropan bajo ese nombre, sin que el término escultura pierda su significado.”

(Javier Maderuelo: “La pérdida del pedestal”, 1994)

Distancia: “Intervalo de tiempo que media entre dos cosas o sucesos”. “Diferencia, desemejanza notable entre unas cosas y otras”. La expresión artística es por definición subjetiva, pero los años sumarán a la edad experiencias objetivas que potenciarán estas ideas de juventud y llevarán a estos artistas a replantearse sus procedimientos de trabajo en nuevas formas de expresión que repercutirán inevitablemente en nuevos resultados estéticos. Las artes plásticas no deben pleitesía a la objetividad, pero no tienen por qué obviarla. Si la admitimos, pensemos que sólo desde la distancia podemos conseguirla, excluyendo criterios estrictamente personales e incluyendo todos los puntos de vista [5]

Recuerdo el poema de Kavafis: no fue tanto la distancia cuanto los problemas y obstáculos que debió afrontar lo que demoró diez años la llegada de Ulises a su querida Ítaca, después de otros tantos de continuas luchas. Fue un viaje largo, lleno de peripecias y experiencias. En su alma, la idea de Ítaca. Su destino, llegar allí, rico de todo lo ganado en el camino, aunque llegase ya viejo. Pero sin ella, jamás hubiera iniciado el viaje.

Jesús Blancas, Alfonso Vaquerizo y Pedro Verón ya saben, sin duda, qué significan las Ítacas.

Rafael Campos Escolano

Catedrático de Dibujo y Artes Plásticas

Instituto “Leonardo de Chabacier”

Calatayud, junio de 2009

[1] . Recomendación bibliográfica. Colin Rhodes: “Outsider art: Alternativas espontáneas ” (Destino, 2002)

[2] . Hablar de Jean Dubuffet es hablar del “art brut”. Subordina la razón y la perfección técnica al instinto y la espontaneidad. Por ello, sus referencias son el arte popular, el de los niños o el de los enfermos mentales.

[3] . El término “instalación” se ha abierto paso con fuerza en el arte contemporáneo desde la década de 1970. Alude a un género que puede presentarse directamente en el interior de una galería de arte utilizando cualquier medio y material para lograr un determinado efecto conceptual. La intención es, generalmente, lo que cuenta. Las hay que han sido creadas para lugares muy concretos y que no pueden existir fuera de estos espacios.

[4] . Recomendación bibliográfica. Michael Rush: “Nuevas expresiones artísticas a finales del siglo XX” (Destino, 2001)

[5] . Memoraando de A.M. Rosenthal para los periodistas del New York Times.